Con una magistral enseñanza nuestro corazón fue ministrado y motivado a ser una mujer no común y corriente sino rara, exclusiva y única, tal como Dios lo espera.
Durante el discipulado entendimos el potencial e influencia que tenemos como mujeres, como esposas y madres, pues el hombre está incompleto sin una mujer. Las mujeres salimos convencidas de nuestra exclusividad y gran valor, con un potencial capaz de hacer que el hombre vuele.
En este tiempo fuimos motivadas a andar en el secreto con Dios, para ser mujeres únicas y raras, guardarnos en santidad para un solo hombre, alegrarnos en Cristo, enfrentar los retos, emprender cosas nuevas. La mujer es capaz de ir a donde nunca ha ido para crear lo que nunca ha tenido. ¡Tú eres una mujer fuera de serie!