Aprendimos la importancia de hacer del Espíritu Santo la esencia de nuestra vida y de disfrutar de la verdadera plenitud de tener al Espíritu Santo dentro de nosotros, y de saber que en Él encontraremos la persona más gentil, al consejero más brillante y al comunicador más elocuente y aunque nos corrija siempre nos sentiremos amados y protegidos.
Porque si Jesús no comenzó su ministerio sin que antes viniera sobre Él, ¿Cuanto más nosotros le necesitamos para vivir? Su ayuda es necesaria, reconócelo, deja que te instruya y dirija porque en todo tiempo Él escucha lo que en el Cielo se dice de ti.
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