Entre risas, canciones, obras de teatro y palabras de agradecimiento, honramos la vida de nuestro Apóstol Miguel. Un hombre cuyo ministerio y llamado ha transformado la vida de millones, no solo en Cartagena, sino en Colombia y el mundo, un hombre que ha dado todo por llevar el evangelio a las naciones, un hombre que no ha tenido temor de levantar la voz por aquellos que no lo pueden hacer, un hombre que ama a Dios y ama a la gente, un hombre cuya fe nos ha contagiado para creer por cosas que nunca pensamos posibles.
Como congregación deseamos que Dios le continúe bendiciendo y multiplicando en todos sus caminos, y que la obra que gracias a Él ha comenzado, sea extendida y ensanchada para seguir bendiciendo muchas más vidas.
Le amamos Apóstol.