Isaías 50:6-7 (RV60)
6 Di mi cuerpo a los heridores, y mis mejillas a los que me mesaban la barba; no escondí mi rostro de injurias y de esputos.
7 Porque Jehová el Señor me ayudará, por tanto no me avergoncé; por eso puse mi rostro como un pedernal, y sé que no seré avergonzado.
Efesios 2:10 (NTV)
10 Pues somos la obra maestra de Dios. Él nos creó de nuevo en Cristo Jesús, a fin de que hagamos las cosas buenas que preparó para nosotros tiempo atrás.
Dios se caracteriza por ser creativo, detallista. Cuando el hombre cae en pecado, la obra de Dios se desfiguró por el pecado de Adán. Cuando Dios dijo “hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza”, la imagen representa lo externo, y la semejanza refleja lo interno, es decir, el hombre fue creado para reflejar el carácter de Dios. Debemos recordar que tenemos un Dios santo, puro, que no puede convivir con el pecado, porque el pecado nos separada de Dios. El pecado hizo que la imagen y la semejanza de Dios se desfigurara.
1 Corintios 15:45-49 (RV60)
45 Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante.
46 Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual.
47 El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo.
48 Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los celestiales.
49 Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial.
Por mucho tiempo llevamos la imagen del terrenal desfigurado Adán (el pecado, las perversiones, la iniquidad), créanlo o no, todo se refleja en el rostro, como dice la Biblia, el corazón alegre hermosea el rostro. Pero también traemos la imagen celestial, la imagen renovada del segundo Adán, del espíritu vivificante, Jesús.
Cuando Dios creó a Adán, le dio un ADN sin contaminación, pero el pecado hizo que su código genético se alterara. Para redimir la raza humana, era necesario que otro hombre, con un código diferente, trajera la imagen genética correcta, Jesús fue ese hombre, uno sin mancha. Él abrió un camino nuevo para nosotros, por eso somos como dice la palabra, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios.
Es necesario aprender a valorar la identidad, a valorarse y aceptarse como Dios te creó. Cuando una mujer tiene la imagen celestial, no muestra lo que no tiene que mostrar. Pobre de aquella mujer que se cree bonita por atraer muchos hombres con su cuerpo, hermosa es una mujer que teme a Dios.
Proverbios 31:30 (TLA)
¡Qué difícil es hallar
una esposa extraordinaria!
¡Hallarla es como encontrarse
una joya muy valiosa!
No seas de aquellas mujeres tan feas, que lo único que tienen es una belleza física. La mujer se ve más linda cuando se viste de confianza, de autoestima, de dignidad y de amor propio.
1 Timoteo 2:9 (NTV)
9 Y quiero que las mujeres se vistan de una manera modesta.[a] Deberían llevar ropa decente y apropiada y no llamar la atención con la manera en que se arreglan el cabello ni con accesorios de oro ni con perlas ni ropa costosa.
1 Pedro 3:3-4 (TLA)
3-4 Que el adorno de ustedes no sea de cosas externas, como peinados exagerados, o con joyas de oro y vestidos lujosos. La belleza no depende de las apariencias, sino de lo que hay en el corazón. Así que, sean ustedes personas tranquilas y amables. Esta belleza nunca desaparece, y es muy valiosa delante de Dios.
Nuestra imagen viene de Sara, ni siquiera de Eva. Las mujeres deben ponerse el autoestima que viene de Dios.
Muchos se miran al espejo, se ven feos y creen que esos son sus pensamientos, pero en realidad es el diablo que quiere camuflar sus mentiras hablando en primera persona, haciéndonos creer que son pensamientos nuestros. Todos los conflictos se originan en la mente del hombre. Cuando aceptamos esos pensamientos, comienza a correr un veneno por nuestro cuerpo y deteriora nuestra imagen. Estos pensamientos del enemigo te proyectan mal.
Como cristianos tenemos que ponernos físicamente la armadura de Dios, proyectando nuestra imagen como hijos de Dios, porque si no, las mentiras del diablo harán que tomemos las peores decisiones.
Job 1:8 (RV60)
8 Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal?
Dios te ve como una hija o un hijo suyo, bendecido, talentoso, hermoso, lleno de dones. Cuando te veas al espejo, declara la palabra sobre tu vida. El enemigo es mentiroso y acusa, pero Dios siempre da palabras de ánimo.
Dios ve a su hijo Jesús reflejado en nosotros. Como Cristo está en nosotros, no tenemos una imagen desfigurada, ahora Él vive en nosotros.
Jeremías 29:11 (RV60)
11 Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.
Tienes que estar seguro en Cristo Jesús. Cuando Dios piensa en ti, dice paz y no mal, futuro exitoso, empresario de Dios, nación santa, pueblo adquirido por Dios, tienes que verte bien de acuerdo a la palabra. No cuestiones jamás a Dios, tu eres digno de prosperidad, de un milagro, de la plenitud, de un buen matrimonio, de lo mejor de la tierra.
Nosotros tenemos una imagen tergiversada de Dios. El diablo nos ha sembrado condenación, porque no hemos rescatado la imagen de cómo Dios nos ve, pero la palabra está por encima de todo eso. Para tener una correcta relación con Dios es necesario restaurar tu imagen con Él, si tu autoestima no es correcta, hay resentimiento y rechazo.
Para tener una imagen correcta es indispensable estar conectados a la palabra de Dios.
Santiago 1:23-25 (RV60)
23 Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural.
24 Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era.
25 Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace.
Cuando meditas la palabra, sales como alguien seguro, porque algo de Dios se impregna en ti. La palabra de Dios embellece.
El espejo natural de Dios es Su palabra, y Su palabra te hace brillar el rostro, su palabra es irremplazable. Ese espejo nos ayuda a entender quiénes somos y como somos aceptados en Cristo Jesús. En la palabra encontramos el propósito de Dios para cada uno de nosotros. Cuando nos apropiamos de lo que Jesús hizo por nosotros, nuestra idea de nosotros mismos cambia.
Cada gota de sangre del rostro de Dios estaba restaurando la imagen destrozada nuestra. Una sola gota absorbe toda imagen incorrecta, y le da la imagen de Cristo. Porque Cristo vino a restaurar la imagen que Adán perdió. Si Dios te amó y te esperó tanto, cómo ahora de hijo no lo hará más. Cuando aplicas la sangre de Jesús, te verás como Dios te ve, sin inferioridad, sin complejos, sino como alguien seguro de sí mismo.
El inseguro se vuelvo jezabelico, controlador. Muchos son duros de corazón, pero hay algo espiritual en esto (2 Corintios 4:3-4). El enemigo ha puesto un velo en las personas para que no vean la imagen de Cristo en el evangelio, por lo cual muchos no les interesa estar cerca de Él.
Isaías 52:14-15 (RV60)
14 Como se asombraron de ti muchos, de tal manera fue desfigurado de los hombres su parecer, y su hermosura más que la de los hijos de los hombres,
15 así asombrará él a muchas naciones; los reyes cerrarán ante él la boca, porque verán lo que nunca les fue contado, y entenderán lo que jamás habían oído.
Jesús fue desfigurado, para que ninguno de nosotros lo fuera, tal como hizo Adán. Una sola gota de sangre que brotó del rostro de Jesús, ese poder tiene la habilidad de destruir todo velo que haya sobre las personas. Dios no solo restaura tu autoimagen, sino tu influencia, darás testimonio de Cristo en los más altos lugares de la sociedad.
Si te has sentido desanimado o frustrado, aplica la sangre para que el velo sea quitado. Si te ves como fracasado, vas a fracasar; siempre te tienes que ver en victoria.
Dios es tu padre amado, y hoy a través de la sangre va a restaurar su relación contigo. El diablo quiere que te veas mal, que te sigas arrastrando, quiere darte una imagen desfigurada para que sigas pecando; pero los que somos real sacerdocio vivimos diferente, porque nuestra imagen esta transfigurada. Dios nos está librando de complejos e inferioridades. Tú no eres lo que has hecho, eres lo que Dios dice que eres.
No dejes que nada determine tu valor.