A veces en la vida toca hacer pausas, estamos estresados, dolidos, agobiados, angustiados, cuando estamos en esas situaciones solemos renunciar y abandonar todo por la situación que vivimos, pero el arte de la pausa es simplemente una acción que tú tomas que no vas a dejar tirado todo, sino que vas a dejar que Dios recupere tus fuerzas y sigas adelante.
Hay diferencia entre no hacer nada y esperar. Muchas veces hay cosas que no dependen de nosotros, de lo que podamos hacer, a veces puedes estar en tu carro o en el transporte público y hay mucho tráfico y nos estresamos, insultamos a los demás, ¿porqué te pones rabioso de una situación que no puedes controlar?, nadie tiene ese poder para controlar todas las cosas, entonces no deberíamos estresarnos, lo mejor que podemos hacer es invocar el arte de la pausa.
Tú vas a estar en un estado de quietud pausando tus emociones, tu rabia y dejas que Dios tome el control de la situación, del tráfico, pero sobre todo de ti, de tus emociones o frustraciones.
El arte de la pausa es simplemente darle pausa a la película, si tu película no es la que quieres no la apagues, solo dale pausa, en toda película al protagonista siempre sucede algo malo en la mitad, pero al final siempre gana. Deja que Dios tome el control y sea el director de tu película. A veces nos da rabia que en el trabajo o la universidad que aplicamos no tenemos respuesta, nos angustiamos y permanecemos pendientes, pero debes entender que el que te llamen no depende de ti, si dependiera de ti ya estuvieses dentro de ese trabajo o universidad.
Tú ya hiciste lo que tenías que hacer, tu trabajo está hecho, no tienes que hacer nada más, simplemente adoptar la postura de paciencia y esperar la respuesta, ponle pausa a tus emociones, no te frustres porque no te han llamado.
A veces como humanos queremos controlar todo, pero a veces hay cosas que tú no puedes hacer por tu cuenta, en vez de estresarte simplemente dale pausa a tus emociones, solo porque tú no estás donde quieres estar no significa que allí es donde te vas a quedar, es simplemente un momento, una temporada, una parte del camino.
A veces lo que nosotros queremos ni es lo que necesitamos, aunque Dios te diga que no aparentemente, lo que te está diciendo es ahora no, no es un no definitivo, sino un después.
Dios es bueno, Dios sí cumple, aunque pasen años, el arte de la pausa te servirá muchísimo. Las cosas que esperamos el 99% de las veces no van a pasar enseguida, porque Dios quiere preparar nuestro carácter y corazón, para que el sueño que quieres no
sea más grande que la pasión que debes tener por Dios.
A veces oramos al Señor que ha prometido, que su Palabra sigue en pie, no entiendes lo que pasa, pero debes entender que para toda tierra prometida, ay un mar que se levantará en tu contra, para toda posición de autoridad e influencia hay una cárcel que debes atravesar.
Como Jesús debes entender que para toda exaltación y un reino eterno hay una cruz que debes cargar, la bendición de Dios tiene sus procesos, te van a hacer que inclusive llegues a dudar de Dios, lo único que Dios dice es que ya está trabajando en tu bendición. Dios no es un mago, para toda tierra prometida hay un mar que cruzar, o un desierto que atravesar, si estás en un desierto o en una cárcel de problemas, seguramente te espera una zona de autoridad e influencia, si crees que hay una cruz pesada sobre tus hombros, seguramente te espera una promoción de exaltación que es adonde Dios te quiere llevar.
A veces llegamos a casa muy estresados, no sabemos pausar nuestras emociones, qué culpa tiene el perro o tus hijos que en tu trabajo te haya ido mal, haz el arte de la pausa donde canalices todas tus emociones y luego llega a casa, toma una buena cena, comparte con tu familia, acuéstate tranquilo y vas a dormir súper bien, más allá de los problemas y de que al día siguiente los debas volver a enfrentar.
Mateo 16:21 – 23 (NTV)
“21 A partir de entonces, Jesús[a] empezó a decir claramente a sus discípulos que era necesario que fuera a Jerusalén, y que sufriría muchas cosas terribles a manos de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los maestros de la ley religiosa. Lo matarían, pero al tercer día resucitaría. 22 Entonces Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo[b] por decir semejantes cosas. —¡Dios nos libre, Señor! —dijo—. Eso jamás te sucederá a ti. 23 Jesús se dirigió a Pedro y le dijo: —¡Aléjate de mí, Satanás! Representas una trampa peligrosa para mí.
Ves las cosas solamente desde el punto de vista humano, no desde el punto de vista de Dios. Así como Pedro en el versículo 22 llevó a parte a Jesús, muchas veces nosotros apartamos a Jesús de nuestras vidas, de una situación en la que Él debería hacer, eso es orgullo, no lo hagas, deja que Él haga lo que tenga que hacer”.
Mateo 26:33 (NTV)
“Pedro declaró: —Aunque todos te abandonen, yo jamás te abandonaré”.
Exactamente 10 capítulos después Pedro siguió sin entender la lección que Jesús le quería dar.
Primero Pedro quiso detener a Jesús, pero como no le funcionó pensó que iría con Él. Jesús no reprendió a Pedro simplemente porque se estaba interponiendo en el propósito del Padre, sino porque Pedro no aprendió la lección que hay lugares y posiciones que no debes tomar, sino Jesús, no era el propósito de Pedro ir a la cruz, sino el de Jesús.
Satanás a veces te siembra duda y temor, te puede decir que vayas tu a resolver una situación o que resuelvas el pecado de una manera, lo que tú le debes decir es que tú no tienes que ir adonde Jesús ya fue, que tu no debes resolver los problemas de una forma, porque Jesús ya se encargó.
No es tu situación, no es tu asignación, no es tu responsabilidad, no seas tonto como Pedro, déjalo a Jesús. Cuando paramos de hacer las cosas en nuestro es fuerzo es cuando Dios empieza a obrar en su gracia, cuando tú decides detenerte y no seguir intentándolo es cuando viene el poder de Dios.
Hasta donde puedes llegar por ti mismo, es allí donde Dios empieza a obrar, cuando lo reconoces es cuando vas a lograr lo que no podías, solamente porque la gracia de Dios está en ti.
A veces somos orgullosos, nos sale algo bien y decimos que fue por nosotros mismos, dejamos a Dios de lado, porque aparentemente todo está bien, sin embargo esos casos Dios también los puede tratar. Por ejemplo si un papá juega con su hijo una competencia, el papá deja que su hijo gane, para que se alegre y sea feliz, pero el niño no gana porque es bueno, sino porque el papá se dejó ganar, porque no necesitaba demostrarle nada a su hijo, así es Dios con nosotros, tú crees que estás logrando las cosas ,pero lo que no sabes es que es Dios, no tú con tus fuerzas ni habilidades, sino Dios con su gracia.