2 Crónicas 7:11-18
11 Terminó, pues, Salomón la casa de Jehová, y la casa del rey; y todo lo que Salomón se propuso hacer en la casa de Jehová, y en su propia casa, fue prosperado. 12 Y apareció Jehová a Salomón de noche, y le dijo: Yo he oído tu oración, y he elegido para mí este lugar por casa de sacrificio. 13 Si yo cerrare los cielos para que no haya lluvia, y si mandare a la langosta que consuma la tierra, o si enviare pestilencia a mi pueblo; 14 si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.
15 Ahora estarán abiertos mis ojos y atentos mis oídos a la oración en este lugar; 16 porque ahora he elegido y santificado esta casa, para que esté en ella mi nombre para siempre; y mis ojos y mi corazón estarán ahí para siempre. 17 Y si tú anduvieres delante de mí como anduvo David tu padre, e hicieres todas las cosas que yo te he mandado, y guardares mis estatutos y mis decretos, 18 yo confirmaré el trono de tu reino, como pacté con David tu padre, diciendo: No te faltará varón que gobierne en Israel.
Hemos sido enseñados que el ingrediente principal para que la oración sea contestada es la fe, pero si bien la fe es importante, hay algo mayor que esta, y es necesaria para que nuestras oraciones sean contestadas.
Hay personas que tienen fe al orar, creen, pero sus oraciones no son contestadas. Por tal para que El Señor te escuche debes:
1. Humillarte ante Dios
2. Orar
3. Buscar su rostro
4. Convertirse de los malos caminos
Si seguimos los anteriores puntos, ten por seguro que habrán cielos abiertos a tu favor.
Isaías 38:1
En aquellos días Ezequías enfermó de muerte. Y vino a él el profeta Isaías hijo de Amoz, y le dijo: Jehová dice así: Ordena tu casa, porque morirás, y no vivirás.
Hay enfermedades que son de muerte y otras que no. En el anterior versículo vemos un dictamen de una enfermedad que no sería sanada, en la vida de Ezequías, quien tan pronto tuvo este dictamen se volvió en oración, humillándose ante Dios y con gran llanto, confesando su buen actuar, pero poco a poco se fue dando cuenta de todos los errores
que tenía.
Isaías 38:2-3
2 Entonces volvió Ezequías su rostro a la pared, e hizo oración a Jehová, 3 y dijo: Oh Jehová, te ruego que te acuerdes ahora que he andado delante de ti en verdad y con íntegro corazón, y que he hecho lo que ha sido agradable delante de tus ojos. Y lloró Ezequías con gran lloro.
A la luz de esto podemos ver lo que se requiere para que nuestras oraciones sean contestadas:
1. Sinceridad y pureza en nuestro corazón
Ezequías sabía el poder del quebrantamiento y la humillación. Esto no tiene que ver con el ayuno, orar o el hablar en lenguas, porque nada sucede si no eres honesto delante del Señor.
Isaías 38: 5
5 Ve y di a Ezequías: Jehová Dios de David tu padre dice así: He oído tu oración, y visto tus lágrimas; he aquí que yo añado a tus días quince años.
Las profecías son evitables, solo porque haya una sentencia mala no quiere decir que vaya a pasar, porque tu corazón tiene la respuesta. Lo mismo sucede si recibes una palabra de Dios pero no la crees en tu corazón, nada pasará.
Mateo 6:5 -6
5 Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. 6 Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.
Dios nos enseña que al orar entremos y cerremos nuestra puerta para estar en intimidad con él, pero hoy día la competencia de la comunión con Dios es el pecado en la intimidad.
Debes entender que la puerta no se cierra para pecar, para que no te vean, porque Dios si te está viendo. Usted puede poner todos los cerrojos para que humanamente nadie lo vea, pero Dios nuestro Padre celestial está ahí presente.
La oración funciona cuando entiendes la santidad de la puerta abierta que es la Iglesia, porque en la Iglesia todos ponemos nuestra mejor cara, todos podemos ser santos 15 minutos, y eso no es el verdadero tú, porque eres tú mismo cuando nadie te está viendo.
Nuestra verdadera alabanza no es la que expresamos en un culto, es la que hacemos día tras día, porque de nada vale adorar en la Iglesia, si en tu casa no tienes comunión con Dios.
Cuando tú le adoras, te humillas, buscas su rostro, eres sincero, vas a tener respuesta a tu oración.
Tu gran necesidad debe ser solo Dios, no se trata de llegar ante su presencia porque necesites cosas materiales, o un esposo, un hijo, sino porque lo necesites completamente a él, porque cuando esto sucede tu corazón se sincroniza al de él y por ende te suplirá el resto de las cosas que necesites. La oración no es palabra, es puro corazón, es actitud.
Ahora bien, muchas veces pedimos al Señor que quite todas nuestras debilidades, pero date cuenta lo que estas significan:
1. Te vuelves más dependiente al Señor
Debes estar más aferrado a él para no caer. Si tu no vences tus debilidades van a heredarla tus generaciones. Quizás en ti no las ves, pero en tus hijos si las notarás.
2. Evitan que caigas en orgullo, que pienses más alto de ti mismo
En el momento que quieras creerte superior a otros, recuerdas tus debilidades y enseguida se te quita ese sentimiento.
3. Te hace depender de otros
La única forma que tus debilidades disminuyan es que te congregues y experimentes el poder que hay en la unidad congregacional.
1 Juan 1:7
7 pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.
4. La debilidad te hace un mejor Ministro del Evangelio
Porque te capacita para ministrar, nadie puede aparentar perfección hasta tal punto que no se pueda imitar.
2 Corintios 7:1
7 pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.
Lo mejor que podemos hacer es limpiarnos de toda contaminación de carne y del espíritu, porque esto va hacer que las puertas del cielo se abran a nuestro favor.