Isaías 40: 31
“Pero los que esperan en Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas…”
* Esperar en Jehová = Nosotros esperando a Dios.
*Esperar a Jehová = Es Él que lo hace espera a uno.
Cuando uno está esperando a Dios debe aprender a acallar el alma (pensamientos, emociones, planes).
Salmos 62: 1 “En Dios solamente esta acallada mi alma” en ocasiones los pensamientos, emociones necesitan ser acallados. En ocasiones Dios nos hace esperar.
Salmos 130: 5- 6 “…En su palabra he esperado…”
Salmos 25: 5 ”…Tu eres el Dios de mi salvación… y en ti he esperado”
Salmos 80: 18 “…Revívenos…”
Cuando vienes a orar estas contaminado del mundo y necesitas invocar la presencia de Dios para que haya un avivamiento personal. Muchos son llenados en ocasiones y el resto del año no tienen comunión con Dios.
Isaías 33: 2 “Oh Jehová, ten misericordia de nosotros, a ti hemos esperado; tú, brazo de ellos en la mañana, sé también nuestra salvación en tiempo de la tribulación”
Cuando esperas en el Señor Dios te libera de todas tus aflicciones.
Salmos 37: 7 “Guarda silencio ante Jehová, y espera en él. No te alteres con motivo del que prospera en su camino, por el hombre que hace maldades”
La oración es que Dios también termine hablando contigo. La carne lucha en contra de tu tiempo de oración, lo que tu carne no entiende que es conforme avanzas en la oración Dios se acerca. Sin espera no hay poder, autoridad, avivamiento, los ángeles no se activan. La llenura de Espíritu Santo y la llenura de su presencia son necesarias. Debes ser lleno y esperar la llenura de Espíritu Santo. No necesitas una reunión para ser lleno, sino una comunión.
Isaías 30: 15 “…Porque así dijo Jehová el Señor, el Santo de Israel: En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza”
Cuando aprendas a meditar y a entrar en su presencia, vas a ver a Dios en tu vida. Por falta de comunión no hay fortaleza. Cuando tu alma no esta quieta, tu carne dirige tu oración. El silencio mueve la presencia de Dios.
Salmos 46: 10 “Estad quietos, y conoced que yo soy Dios…”
Zacarías 2: 13 “Calle toda carne delante de Jehová…”
La adoración es la prueba del verdadero amor. Fuimos creados para adorar a Dios. Adorar es la más alta expresión del amor. La adoración viene primero y el servicio después. Para que se dé la adoración el alma debe estar acallada. Cuando oras en tu carne, oras con afán. El alma se somete al espíritu.
Cantares 1: 4 “Atráeme en pos de ti…”
La adoración debe conquistar tu corazón. En quietud somos atraídos hacia la presencia de Dios. Aunque la carne te luche, persevera en la oración por que entre más esperas más te acercas a la presencia de Dios. Cuando entras en el espíritu, adoras en espíritu y en verdad, cuando te avivas sales de los patios al lugar santo. En la comunión Dios te envuelve en la gloria, y todos sabrán que estuviste con Jesús, porque en su presencia hay amor y paz que sobrepasa todo entendimiento. Lo que Dios busca es que llegues al sitio de salmos 91 “… El que habita a la sombra del altísimo, morará bajo la sombra de omnipotente”
