La Armadura De Dios Parte II

La Armadura De Dios Parte II

Pastor Miguel Arrázola. junio 23, 2019

Siempre hay un día malo, a todos nos van a pasar pero la Biblia lo que nos enseña que a pesar del día malo podemos seguir viviendo tranquilos y en paz.

Enseñanza.

Efesios 6:10-13 (RVR)

“Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. 11Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. 12Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. 13Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.

Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, 15y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. 16Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. 17Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios…”.

En Efesios el Señor nos enseña que el dolor se acaba, cuando dice “una vez acabado todo”. Pero cuando hay dolor, cuando llueve, tenemos que salir bien librados.

En la armadura que Dios nos dejó tenemos 5 armas, no una. En esta parte de la escritura vemos que dos veces se nos indica tomar toda la armadura (Efesios 6:11,13). Pero, por qué? Porque muchas veces peleamos con la espada pero estamos descubierto en el pecho o en la cabeza, o en los pies. Entonces si vamos a la guerra tenemos que ir completamente armados.

Así como aplicamos la sangre diariamente sobre nuestras vidas, nuestros hijos, familia, nuestra Iglesia, nuestros Pastores, nuestros negocios y propiedades, así igual nos tenemos que vestir con la armadura de Dios. Todas las mañanas antes de salir a trabajar, tenemos que vestirnos con la armadura de Dios.

Los esposos pelean porque piensan que la pelea es en contra ellos mismos, pero no. Debemos entender lo que dice el verso 12 “12Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”. Tenemos que aprender que no debemos reprender a personas, sino a los espíritus que están en esas personas.

Debemos aprender que no se pelea en la casa, ni con nuestro cónyuge ni con nuestros hijos. Nuestra guerra es espiritual, no te consumas en peleas en tu hogar.

No podemos pelearle al Diablo sin armadura; te va a volver añicos, te va a acabar, te va a destrozar, te va a enfermar. Tú no puedes pelearle a l diablo así, tienes que estar completamente vestido con la armadura de Dios.

Lo ideal es que después de librar una batalla contra el diablo, lo que debe quedar maltratado es nuestra armadura, no nosotros. La idea es estar siempre firmes, estar bien posicionados, bien ubicados.

1. Ceñidos vuestros lomos con la verdad

La Palabra de Dios es nuestra verdad. La Biblia dice “conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”. Cuando la Biblia dice “ceñid vuestros lomos” es porque nuestros lomos, donde los soldados romanos se colocaban el cinturón, es un lugar de fuerza; esto quiere decir que nuestro ser interior debe estar fortalecido siempre con la Palabra de Dios (Josué 1:8), con la verdad.

Entre más revelación tengas de la Palabra, entre más obediencia a la Palabra tengas, más fuerza vas a tener. Lo que hay que desarrollar es fortaleza en nuestro interior. Además, las demás armas se agarraban del cinto, de la verdad. Entonces tenemos que tener un cinturón bien firme, bien grande y tenemos que ahondar siempre en la bendita Palabra del Señor.

Esta primera pieza mantiene unidas a todas las demás piezas de la armadura. La Palabra es ese cinto que te da fuerza y te hace ser estable siempre. El centro de todo es la Palabra; entre menos palabra sepas, peor te va a ir. Tienes que saber Palabra.

2. La coraza de justicia

Se llama en griego thorax, que significa protector del corazón. La coraza del soldado romano estaba formada por pequeñas piezas de metal atadas de una manera similar a como se colocan las tejas en un tejado. Ayudaba a la flexibilidad de soldado y fue diseñada para proteger los órganos vitales del soldado.

El propósito del metal era desviar los golpes de la espada y de otras almas del enemigo, protegiendo el corazón y el pecho. Por es, Pablo la llama la coraza de justicia, porque la justicia es hacer las cosas a la manera de Dios, es depender de Él en todas las áreas.

Nosotros somos la Justicia de Dios en Cristo Jesús y con la coraza protegemos nuestro corazón y nuestra espalda de malos sentimientos, complejos, inseguridades y demás sentimientos y pensamientos que no son coherentes a lo que Dios dice que somos en Su Palabra.

3. El apresto del Evangelio

Las sandalias de los soldados romanos eran sandalias abiertas con correas que se amarraban hasta las rodillas, eran hechas en cuero y eso hacía que los tachos que tenían, no se resbalaran cuando estaban peleando en cualquier terreno. Esto significa que los creyentes debemos estar preparados para predicar el Evangelio en toda circunstancia sin importar que haya oposición.

Esta parte de la armadura nos indica que:

· Siempre debemos estar hablando de Jesús, tenemos que exhortar a tiempo y fuera de tiempo, como Pablo le enseñó a Timoteo.

· Siempre motiva. Hay gente que está mal calzada, es decir, que siempre habla mal. Los que estamos calzados con el apresto del evangelio somos optimista, positivos y siempre motivamos.

· Nuestras palabras deben llenar el vacío emocional de la gente que nos está escuchando. La Biblia dice que toda palabra debe ser sazonada con sal, es decir, con gracia. La gente debe alegrarse al verte porque son edificados con tus palabras.

· Debemos ser recursivos para comunicarnos con eficacia, trata de hablarle a la gente, edificarlas, buscar la forma de llegarle a la gente.

4. El escudo de la fe

Los dardos vienen con fuego y los escudos tenían una parte de cuero con metal que si los dardos caían ahí, se apagaban porque cuero era mojado antes de salir a la guerra. Nosotros vamos a recibir dardos del enemigo pero la humedad de nuestro escudo de la fe los va a apagar, por eso esta arma es tan importante. Es por eso que tenemos que edificar nuestra fe a diario.

Habían varias clases de escudos: Escudos que iban instalados en el cinturón del soldado, otros escudos grandes que eran usados para ser unidos uno con otros para protegerse en un grupo, otros. Este último escudo lo usamos cuando estamos congregados, nos protegemos con nuestra fe los unos con los otros.

5. El yelmo de la salvación

El yelmo del soldado roano estaba hecho de cobre y de hierro, protegían la cabeza y sobre la cabeza tenían insignias, símbolos de su ejército. Este tenía una pieza que protegía el cuello del soldado y sus mandíbulas de cualquier impacto en la cara.

La salvación comienza con el arrepentimiento de una persona, es decir, cambiar su manera de pensar. El yelmo de la salvación hace que renovemos nuestra mente con la palabra de Dios y evitemos ataques depresivos.

El yelmo protegía las mandíbulas, esto nos indica que a mandíbula tiene que trabajar para que el cerebro esté protegido a través de la buena confesión basada en la Palabra de Dios.

Somos lo que pensamos, lo dice la Biblia. Por eso debemos colocarnos el yelmo de la salvación, porque et senos ayuda a estar firmes, sobrios, sosegados, tranquilos y es un arma que pocos cristianos utilizan.

Nosotros vivimos en un contexto de esclavitud, por eso es tan importante el yelmo de salvación. Como latinos siempre pensamos que los demás son mejores y eso nos hace tener complejos. Pero el creyente no debe pensar así, quizás vivamos en un país tercermundista pero no somos tercermundistas, somos creyentes celestiales que pertenecen a la familia de Dios.

Pídele al Señor que te dé ese ánimo y renueva tu mente con los pensamientos de Cristo a diario todo pensamiento de fe y alegría tienen que estar en tu mente siempre, motivándote.

6. La espada del Espíritu

Esta es la única arma de guerra en la armadura de Dios. Esta es la Palabra rhema, no la palabra escrita sino la palabra hablada, la revelada. Si hay que tener logos y leer la Palabra, pero en la comunión y en la intimidad con Dios, el rhema se te revela, y esa es la espada. Cuando tú sacas la espada es porque ya tienes la Palabra de que Él te ha dado la victoria.

Toda la armadura gira en torno a la Palabra. La Palabra nos respalda cuando sale de nuestros labios, por eso es importante orar revestidos con la sangre de Jesús y con la armadura de Dios, cada día de nuestras vidas.

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