Juan 5:1-9 (RV60)
Después de estas cosas había una fiesta de los judíos, y subió Jesús a Jerusalén.
2 Y hay en Jerusalén, cerca de la puerta de las ovejas, un estanque, llamado en hebreo Betesda, el cual tiene cinco pórticos 3 En éstos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos, que esperaban el movimiento del agua. 4 Porque un ángel descendía de tiempo en tiempo al estanque, y agitaba el agua; y el que primero descendía al estanque después del movimiento del agua, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviese. 5 Y había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo. 6 Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano? 7 Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo. 8 Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho, y anda. 9 Y al instante aquel hombre fue sanado, y tomó su lecho, y anduvo. Y era día de reposo aquel día.
- Levántate
Tu inconformidad es la llave para nuevos desafíos. Se agradecido, pero también inconforme, ve por más.
Este es un año no solo de oración, sino de acción, donde la oración nos haga mover. ¿De qué sirve orar por un trabajo si no tenemos hoja de vida?, ¿de qué sirve querer un carro si no tienes licencia?. No nos quedemos solo con la oración, sino movámonos en pos de ella, porque la fe sin obras es muerta. Por mucho que creas, puedes tener una vida muerta si no decides moverte.
En la vida de un creyente se necesita tener hambre y sueño. Soñar con el éxito, pero tener hambre para lograrlo. No te acomodes, que cada día que te levantes haya un nuevo desafío y una nueva conquista; Dios no nos hizo víctimas, sino conquistadores.
Aunque la Biblia dice que Betesda era una estanque, realmente era una piscina, rodeada de paralíticos, ciegos y gente enferma. Probablemente aquí hay ciegos espiritualmente, no han podido ver más allá de sus circunstancias; aquí hay gente paralizada que no se ha podido mover por el dolor en su corazón, están quietos por miedo a fracasar; no permitas que el temor te saque de tu destino (1 Juan 4:18). Muchas veces creemos que lo opuesto al amor es el odio, pero en realidad es el temor; hemos dejado pasar muchas cosas por temor, no hemos entrado por puertas por temor, hemos dejado ir relaciones por temor, hemos dejado de construir nuestra familia porque no queríamos ser como nuestros padres, pero su amor es tan grande que no te dejará en ruinas y dolor. Es mejor que nos equivoquemos en el intento, que no intentar por miedo a equivocarte; si te equivocas, te levantas y aprendes, pero es mejor un exitoso que tuvo que pasar por pruebas y dificultades, que alguien fracasado que no intentó por miedo.
Creemos que si nos equivocamos no tenemos derecho a volvernos a levantar. Dios usa tu error como proceso, que aunque era para destrucción, su gracia te impulsa para que alcances tu destino.
- Toma tu lecho
Nuestro lecho son las excusas que tenemos a diario. Jesús no le preguntó al paralítico la razón por la que estaba ahí, porque a él no le importa eso, él quiere llevarte a una vida llena de victorias.
Nosotros tenemos la potestad y la voluntad de salir del lugar donde estamos, deja de culpar a Dios por tu fracaso y ruina, la culpa es de las excusas que hemos puesto.
Dejemos las excusas, Dios nos ha hecho más que vencedores, toma tus excusas y decide caminar hacia lo que Dios ha prometido. Las excusas solo sirven para que cuando el éxito llegue a tu vida, te preguntes por qué no lo hiciste antes.
Por mucho tiempo hemos caminado sobre las huellas de otros, pero es tiempo de dejar nuestras huellas para la siguiente generación. Los gigantes que tu no derrotes papá, tus hijos lo tendrán que derrotar. Deja el lugar de tus excusas y de tu comodidad, comienza a dejar huellas para tus generaciones.
- Camina
Hemos esperado mucho tiempo, pero Dios no hará su parte a menos que estemos dispuestos a hacer la nuestra. Muchas veces esperamos estar preparados para empezar a caminar, cuando lo que tenemos que hacer en caminar, porque en el camino está el milagro, en el camino Dios nos prepara.
El don que tienes es tu responsabilidad, no esperes que Dios lo incremente, hazlo tú. El milagro llega cuando decidimos caminar sobre la palabra de Dios. Esperar no es estar quietos hasta que Dios haga algo, esperar es moverme para que Dios haga algo. Dios ve más allá de donde ahora estas; no importa cómo comiences, sino cómo finalices. Es muy temprano para renunciar, pero nunca es tarde para comenzar.
- Sumérgete en la misericordia de Dios.
Pedir ayuda no es muestra de debilidad, sino de humildad y fortaleza. Cuando sientas que no puedes más, sumérgete en la piscina de la misericordia de Dios, cuando sientes que te caes en pedazos, toma tus excusas, decide avanzar. Mientras otros se burlan de ti, descansa en la misericordia de Dios.