Isaías 50:6-7 (RVR)
“6 Di mi cuerpo a los heridores, y mis mejillas a los que me mesaban la barba; no escondí mi rostro de injurias y de esputos. 7Porque Jehová el Señor me ayudará, por tanto no me avergoncé; por eso puse mi rostro como un pedernal, y sé que no seré avergonzado”.
Toda la sociedad sufre una pandemia de autoestima. Hay varias cosas que nos permiten identificar si tenemos o no baja autoestima. Pregúntate:
– ¿Eres indeciso(a)?
– ¿Criticas mucho? ¿Cuestionas todo?
– ¿Eres perfeccionista?
– ¿Te sientes culpable, perseguido(a) o acomplejado(a)?
Si las respuestas todas son sí, entonces tienes baja autoestima. Una persona con alta autoestima agradece, disfruta, aprende, reflexiona, trabaja, confía. La baja autoestima nos hace la vida miserable, no nos deja disfrutar nada.
La persona con alta autoestima se comunica bien en familia, la que tiene baja autoestima se encierra, no comprende, no expresa sus sentimientos y nunca acepta que los demás sean diferentes.
Efesios 2:10 (NTV)
“Pues somos la obra maestra de Dios. Él nos creó de nuevo en Cristo Jesús, a fin de que hagamos las cosas buenas que preparó para nosotros tiempo atrás”.
Somos la obra maestra de Dios, pero muchos no se ven así. Pero el Señor te ve como su obra maestra.
Génesis 1:26 (RVR)
“Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra”.
Esa imagen con la que Dios nos hizo se desfiguró con el pecado de Adán. Veamos ahora cómo el segundo Adán, Jesús, restauró nuestra imagen desfigurada:
1 Corintios 15:45-49 (RVR)
“Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante. 46 Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual.
47El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo. 48Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los celestiales. 49Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial”.
Jesús traía un código genético celestial, perfecto, sin mancha y Él nos engendró a nosotros. Es decir, Cristo vino a transfigurar, no desfigurar como Adán, la imagen de Dios en nosotros, porque es necesario que la imagen que tenemos de nosotros mismos se renueve en Dios cada día.
Tú siempre actuarás como te ves, por eso dice la Biblia “el que piensa así, tal es él”. Nosotros somos lo que pensamos, entonces si tenemos pensamientos incorrectos vamos a actuar incorrectamente. El propósito del diablo era rebajar la imagen del hombre para tenerlo sometido en delitos y pecados. Pero Dios envió a Jesús para que viviéramos conforme al hijo, no conforme al primer adán.
La razón por la que no progresamos es porque no te has visto de acuerdo a la imagen celestial, sino que te sigues viendo como el primer Adán. Por eso Jesús fue enviado por Dios a la tierra.
El diablo intenta distorsionar la imagen de cristianos con mentiras. Nos susurra que no está bien lo que hacemos, nos recuerda nuestros errores y nos induce a la seguridad. La estrategia del diablo es muy sutil, con mucha astucia se camufla con sus mentiras, hablándolas en primera persona. Cuando te miras al espejo y te criticas a ti mismo, piensas que ese es tu pensamiento porque lo haces en primera persona, pero es un pensamiento impuesto por el diablo porque si te vieras con la imagen celestial, pensarías diferente. La lucha de vernos de acuerdo a la imagen celestial es diaria.
Santiago 1:23-25 (RVR)
“Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. 24Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. 25Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace”.
Hay un espejo en el que te tienes que mirar todos los días y es en la bendita Palabra de Dios. Confiesa lo que dice la Palabra de ti cada día.
La baja autoestima se puso de moda, solo basta con mirar a la mujer hoy para darse cuenta que todo lo que se ponen o añaden a su ropa, compensa su baja autoestima. Ahora toda mujer vulgar cree que si exagera el pudor no se verá distinguida, porque ahora las que imponen la moda visten vulgar.
1 Timoteo 2:9 (NTV)
“Y quiero que las mujeres se vistan de una manera modesta. Deberían llevar ropa decente y apropiada y no llamar la atención con la manera en que se arreglan el cabello ni con accesorios de oro ni con perlas ni ropa costosa”.
Llamar la atención con la forma de vestir es tener baja autoestima.
1 Pedro 3:3 (TLA)
“Que el adorno de ustedes no sea de cosas externas, como peinados exagerados, o con joyas de oro y vestidos lujosos. La belleza no depende de las apariencias, sino de lo que hay en el corazón. Así que, sean ustedes personas tranquilas y amables. Esta belleza nunca desaparece, y es muy valiosa delante de Dios”.
Si te vistes vulgar, solo querrán verte el cuerpo pero si te vistes decente elegante, verán la mujer que hay en ese vestido. Tienes que llevar ropa lo suficientemente apretado para que la gente sepa que eres mujer, pero lo suficientemente floja para que sepan que eres una dama.
Proverbios 31:30 (RVR)
“Engañosa es la gracia, y vana la hermosura; la mujer que teme a Jehová, ésa será alabada.
Solo merece alabanza la mujer que alaba a Dios.
Proverbios 11:22 (TLA)
“La mujer bella pero tonta es como anillo de oro en la trompa de un cerdo”.
La Biblia siempre hace alusión a que lo interno se refleja en lo externo. Yo aplaudo a esas mujeres que no tienen que publicar su cuerpo para demostrar su belleza, porque lo hacen con su inteligencia, encanto y decencia.
No seas de aquellas mujeres tan feas pero tan feas que lo único bello que tienen es un lindo cuerpo. Las mujeres fáciles consiguen tipos, las decentes consiguen caballeros.
Una cara bonita envejecerá, un cuerpo bello cambiará pero una mujer que adora a Dios siempre será. Así que vístete de auto confianza, dignidad y de alta estima.
Entonces, ¿cómo me ve Dios?
Job 1:8 (RVR)
“Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal?”
Dios te ve como un hijo perfecto y justo. Tenemos que reafirmarnos a nosotros mismos y a nuestros hijos confesando la forma en la que Dios nos ve. Hay una epidemia mundial de baja autoestima, pero Jesús vino a restaurar la imagen desfigurada de nosotros por Adán.
¿Qué pensaría Job si hubiese escuchado a Dios diciendo eso de Él?
Jeremías 29:11 (RVR)
“Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis”.
Para tener una correcta relación con Dios tiene que tener y restaurar tu autoimagen. Si odiamos lo que vemos de nosotros mismos o si tenemos sentimientos de rechazo de nosotros mismos por abusos que vivimos, nuestra autoestima no es correcta y nuestra relación Dios no podrá darse.
Dios permitió que el rostro de Jesús fuera desfigurado para que nosotros pudiéramos recibir Su imagen. Una sola gota de sangre absorbe toda imagen incorrecta, de rechazo, trae liberación a tu vida y te va a permitir afrontar los desafíos diarios con confianza.
2 Corintios 4:3-4 (RVR)
“Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; 4en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cuál es la imagen de Dios”.
En este verso entendemos que lo único que le va a hacer quitar el velo a nuestros seres queridos que no tienen a Jesús como Señor y Salvador, es la imagen de Dios es nuestro rostro.
Isaías 52:14-15 (RVR)
“Como se asombraron de ti muchos, de tal manera fue desfigurado de los hombres su parecer, y su hermosura más que la de los hijos de los hombres, 15así asombrará él a muchas naciones; los reyes cerrarán ante él la boca, porque verán lo que nunca les fue contado, y entenderán lo que jamás habían oído”.
Dios le va a cerrar la boca a los que no te creían cuando tú prediques a la gente, porque a través del rostro desfigurado de Jesús podrán ver lo que nunca les fue contado y lo que nunca han entendido del Evangelio. Cuando el enemigo atacó el rostro de Jesús, quisieron destruir la imagen de dios para que la gente no la viera. Lo que no sabía es que a través de la sangre de la cara de Jesús, Dios estaba restaurando su imagen gloriosa en el hombre.
Pudo desfigurar a Adán, quiso desfigurar a cristo pero Su sangre levantó la imagen del Cristo celestial en nosotros y esa sangre le va a cerrar la boca a los que tú les prediques el evangelio. Vas a tener influencia, porque la sangre del rostro de Jesús te da autoridad, te da confianza y te quita la baja autoestima y tú, con confianza, le vas a poder predicar a cualquiera y decirles que tus pecados han sido perdonados, que tu vida está en orden delante de Dios y que Él piensa de ti cosas buenas y no cosas malas.