La Sanidad De Jesús

La Sanidad De Jesús

Pastor Miguel Arrázola. octubre 11, 2019

Si no fuese por la sangre derramada por los pies de Jesús no tendríamos la habilidad de cumplir el propósito que Dios trazó para nuestras vidas y de cumplir esa misión para nosotros. 

Enseñanza.

Salmos 22:16 (RVR)

“Porque perros me han rodeado; me ha cercado cuadrilla de malignos; horadaron mis manos y mis pies”. 

Hoy vamos a hablar sobre lo que significa la sangre que brotó de las manos y los pies de Jesús. Jesús le pasó esto para que pudiéramos movernos en la autoridad del Reino, en el poder de Su Reino. Una de las cosas que el diablo hizo a propósito y bien calculado fue que esas manos que habían bendecido a tantas personas, las clavó. Esas manos que bendijeron y tocaron a tanta gente, que dieron vida.

Lucas 4:40 (RVR)

40Al ponerse el sol, todos los que tenían enfermos de diversas enfermedades los traían a él; y él, poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba”.

Las manos de Jesús sanaron a mucha gente y proveyeron a muchos.

Mateo 14:19 (RVR)

“Entonces mandó a la gente recostarse sobre la hierba; y tomando los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, bendijo, y partió y dio los panes a los discípulos, y los discípulos a la multitud”.

También fueron manos que bendijeron.

Marcos 10:13-16 (RVR)

13Y le presentaban niños para que los tocase; y los discípulos reprendían a los que los presentaban. 14Viéndolo Jesús, se indignó, y les dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios. 15 De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él. 16Y tomándolos en los brazos, poniendo las manos sobre ellos, los bendecía”.

Ahora a nosotros los cristianos se nos pide que impongamos las manos sobre los enfermos. Porque nuestras manos no son ni para juzgar ni para señalar, ni para condenar, sino para sanar.

Mira tus manos y confiesa “Qué lindas son las manos de Dios”, porque esas son las únicas manos que tiene Dios en la tierra para tocar a otros. Dios nos dio una orden de ir y sanar a los enfermos, y esto lo hizo el poder de la sangre que brotó de las manos de Jesús.

El que Jesús haya brotado sangre por sus pies tiene un propósito y es que podamos estar en el propósito de Dios, para que andemos en Sus caminos. La sangre de Jesús hace que nuestros pies no se tuerzan y que tengamos la habilidad de vivir en la gracia de Dios y por muy torpe que seamos, podamos caminar en sus caminos. Si no fuese por la sangre, nadie podría caminar por Sus caminos. Es la sangre la que nos coloca en la senda correcta.

Proverbios 4:26 (RVR)

“Examina la senda de tus pies, y todos tus caminos sean rectos”.

La sangre nos ayuda a estar en la senda de los pies de Jesús.

Romanos 10:15 (RVR)

“¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!”. 

Mateo 28:19-20 (RVR)

19Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; 20enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén”. 

La misión es clara, es hacer discípulos; Dios te salvó porque te ama y para que tuvieras comunión con Él. Pero también para darte un propósito y ese propósito es claro: Que hagas por otros lo que Jesús hizo por ti.

Tenemos que seguir las pisadas de Jesús, tenemos que seguir haciendo discípulos. Jesús derramó la sangre por Sus pies para que tú nunca te apartes de Él así como Él nunca se apartó de la Cruz en la que murió por ti. Y ese es nuestro ejemplo.

Tenemos que ganar a la gente para Cristo, consolidarla para que se afirmen en la Palabra y en la Iglesia, discipularla para entrenarla para la obra y tenemos que enviarla. Charles Spurgeon dijo “todo cristiano es un misionero o es un impostor”. Todo creyente está automáticamente ligado a la gran comisión.

Isaías 63:3 (RVR)

“He pisado yo solo el lagar, y de los pueblos nadie había conmigo; los pisé con mi ira, y los hollé con mi furor; y su sangre salpicó mis vestidos, y manché todas mis ropas”.

La sangre de los pies de Jesús no solo te ubica en el Ministerio y te fortalece en el propósito, sino que también trae juicio sobre las fuerzas del enemigo. Cuando tú pisas territorio y vas a predicar el Evangelio, el diablo tiene que huir en juicio y despavorido. Por eso la Palabra dice que todo lugar que pisaren vuestros pies será vuestro.

Benditos son aquellos que predican las Buenas Nuevas de salvación, ¡hermosos son los pies de los que anuncian la paz! La Buena Nueva de Jesús. Esos pies están para conquistar y tienen apoyo y respaldo en la sangre. Yo te invito en el Nombre de Jesús, a que lo hagas y que empieces a hacer efectivo en tu vida el poder de la sangre que brotó de las manos y los pies de Jesús.

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