1. Jesús. No hay otro momento que Jesús se revele como en tu intimidad con Dios. La puerta (Jesús) tiene 4 colores. Colores de los cuatro linos (formas de Jesús):
1. Púrpura: Jesús como Rey, obedecerle a Él.
2. Blanco: Jesús como hombre, para identificarnos con Él.
3. Escarlata: Jesús como Salvador, para rendirnos a Él.
4. Azul: Jesús como hijo de Dios, para adorarle.
2. La sangre, representa el altar de bronce o sacrificio. Cuando la sangre empieza a lavarte se nos revela Jesús. Sin la sangre no hay camino. La sangre lava el pecado y remueve la raíz de la conciencia de pecado en tu vida.
1 Juan 1: 6 – 7 “Si decimos que tenemos comunión con él…” La oración te libera del pecado, hace que te identifiques con la verdad. Por eso David decía “Purifícame” en vez de “limpíame” por que la sangre de Jesús purifica nuestras conciencias de obras muertas. Hay poder en la sangre, esta revelación viene a través de la comunión con Dios y cuando entras en comunión, entras en el espíritu. El poder se activa al orar. El nombre de Jesús se activa cuando lo nombras en el espíritu. Es la vida en el espíritu la que activa el nombre de Jesús, y su sangre a favor nuestro. Es este nivel cuando te sientes limpio.
3. La palabra, es cuando te conectas con Dios a través de las escrituras. La palabra se hace viva en la oración. Se ora la palabra. Allí es cuando vemos que el verbo se hizo carne. Debemos estar impregnados con la palabra. No te conviertas en un loro carismático. 1 Juan 5 :14 “Esta es la confianza que tenemos en Él que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad…”
4. La luz. Representa la mente renovada, por ser tocada por el Espíritu Santo. El candelabro es el Espíritu Santo. La mente se vuelve la mente de Cristo, se desarrolla en el lugar Santo. Cuando amas lo que Dios ama, y odias lo que Él odia. No te vuelves relativo. Comienzas a orar de acuerdo a la voluntad de Cristo.
5. Mesa del pan. Cuando participas del pan y te vuelves uno con el Señor por medio del pan. Aquí te conectas con Él. Te sientes completo.
6. Su llamado, intercesión, estas en el altar del incienso. Comienzas a interceder por gente o naciones que no conoces por que ya no se trata de ti sino de Dios y sus planes. La intercesión es el ministerio del Espíritu Santo.
7. Su gloria se vuelve tuya (Lugar Santísimo). Te vuelves un instrumento de Dios. Prepárate para ser usado por Dios. Hay transformación. Sucede cuando te conectas con Dios. Las personas ven a Cristo revelado en nosotros.
Deuteronomio 32:13 “He hizo que chupase miel de la peña…”
Job 28:7- 8 “No hay ave rapaz que lo conozca, ninguna bestia que allí haya puesto su pie…”
¡En el lugar secreto el diablo no puede alcanzarte!
