Salmos 141:3 (RV60)
Pon guarda a mi boca, oh Jehová;
Guarda la puerta de mis labios.
La boca es tan peligrosa que necesitamos poner guardianes, todo el tiempo debemos tener precaución de lo que sale de nuestra boca. Algunos creen que se trata de confesión positiva, pero la realidad es que hay cosas que no han sucedido en tu vida y otras malas están sucediendo por lo que sale de tu boca. La mayoría de situaciones malas en nuestra vida son el resultado de lo que hablamos.
El enemigo quiere marcarnos, y el único acceso sobre nuestra vida es a través de las palabras. Cuando hablamos mal, le damos acceso al diablo para que haga lo que quiera sobre nuestra vida; pero cuando hablamos bien, le damos acceso al Espíritu Santo para bendecirnos.
Proverbios 13:3 (RV60)
El que guarda su boca guarda su alma;
Mas el que mucho abre sus labios tendrá calamidad.
Podemos decir lo que queramos, pero tenemos que ser conscientes de que todas las palabras tienen un efecto sobre nuestra vida, positiva o negativamente. Debemos respetar nuestra boca para que nuestros días sean buenos. Tenemos que empezar a hablar correctamente ya, no el 31 de diciembre, tenemos que empezar a profetizar y declarar la palabra, a respetar lo que sale de nuestra boca, dale acceso al Espíritu Santo para que haga lo que tiene que hacer y cierra acceso al diablo.
Todos hemos dicho cosas de las que luego nos arrepentimos, porque traen muerte, destrucción, división. No le prestes tu boca al diablo, préstale tu boca a Dios. La palabra de Dios en la boca de Dios tiene el mismo poder que la palabra de Dios en mi boca, pero tiene poder si mantengo una línea de pensamiento y de hablar bien.
La habladuría, el chisme, la contienda, la murmuración, todo esto contrista al Espíritu Santo. Tenemos que aprender a respetar nuestra boca.
Santiago 1:26 (RV60)
Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana.
No sirve de nada decir que somos cristianos, líderes o tener Biblia, si tu lengua no está refrenada y controlada. Muchas personas no creen en el evangelio porque nosotros tenemos bipolaridad lingüística, porque un día decimos una cosa y otro día otra, nuestro hablar debe ser siempre de vida, de victoria, de prosperidad, de bendición. Nuestras conversaciones tienen que estar saturadas de la palabra de Dios, porque esto genera un ambiente y cambia la atmosfera espiritual. Las palabras malas quedan en el ambiente y hacen aperturas demoniacas que no deben existir. Nuestra lengua fue dada por Dios para traer bendición, sanidad, consuelo, aunque tengas que decir la verdad, debes hacerlo en amor, usar las palabras de manera correcta. Se nos ha enseñado que podemos decir lo que queremos, pero no es así. Dios trabaja a través de nuestras palabras, Él no miente, no se arrepiente de lo que dice, mientras que nosotros todo el tiempo saboteamos nuestras oraciones con nuestras palabras incorrectas.
Isaías 55:8-13 (R60)
8 Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová.
9 Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.
10 Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come,
11 así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.
12 Porque con alegría saldréis, y con paz seréis vueltos; los montes y los collados levantarán canción delante de vosotros, y todos los árboles del campo darán palmadas de aplauso.
13 En lugar de la zarza crecerá ciprés, y en lugar de la ortiga crecerá arrayán; y será a Jehová por nombre, por señal eterna que nunca será raída.
Los pensamientos y los caminos del Señor indican que la palabra que sale de su boca no llega vacía, sino que cumple el propósito para el que la envió. Dios quiere que nuestros pensamientos y caminos sean como los suyos, que usemos nuestras palabras para generar algo, para generar un propósito. La palabra que sale de tu boca de parte de Dios no tiene que regresar vacía, porque no vas a prestar tu boca para cosas vanas, sino para traer vida, bendición y prosperidad, para que tus caminos sean más altos y tus pensamientos sean más altos. Dios no dice cosas para no cumplirlas, todo lo que dijo lo cumplió.
Si quieres ver días buenos, debes refrenar tu lengua, poner guarda a tu boca. Nos han enseñado que hablamos para comunicarnos y expresar nuestros sentimientos, pero la verdad es que hablamos para crear. Dios nos dio la mente para ser un colador de pensamientos, para escoger lo bueno y lo malo; lo que es bueno lo puedo pensar y lo puedo hablar, pero si es malo lo desechamos. Muchas cosas las destruimos por hablar en la carne, muchas cosas que decimos hieren a quienes más queremos. Dios nos dio dominio propio, por eso no decimos todo lo que pensamos y sentimos, tenemos que ser administradores de nuestros pensamientos, sentimientos y palabras.
Dios espera que hablemos diferente en la medida en que vamos creciendo, Dios espera que ya no hablemos como niños. Hay cosas que nunca tenemos que decir, para que nuestros días sean buenos, para que seamos bendecidos.
Nuestras palabras deben ser de vida, de bendición, de alabanza, de adoración, de sanidad.
Lo que creemos es lo que debemos hablar. Es tan poderosa nuestra confesión, que es una confesión lo que nos entrega la salvación.
Efesios 4:29-31 (RV60)
29 Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.
30 Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.
31 Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia.
Si no edifica no hables, si no bendice no hables. Somos los únicos seres de la creación que tenemos la habilidad de escoger nuestras palabras, los ángeles solo dicen lo que Dios mande que hablen. Es una bendición y una responsabilidad que sea así, por eso Jesús dice que de toda palabra que haya salido de nuestra boca tendremos que dar cuenta, debemos preguntarnos cuánto tiempo estaremos dando cuenta en la eternidad, pero el problema es que desgraciamos nuestra vida en la tierra por hablar lo incorrecto. El 31 de diciembre comenzó hoy para nosotros, hoy decidimos poner un guarda en nuestra boca para ser bendecidos.