¡Sí, Acepto!

¡Sí, Acepto!

Pastor Marco Barrientos. enero 28, 2020

Dios nos creó para vivir conectados, por eso es que todo comenzó con un sí, si acepto, sí quiero, sí voy.

Enseñanza.

Génesis 2:18 (RVR)
“Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él”.

La mayoría de las veces que hemos escuchado esta escritura es con referencia al matrimonio. Pero no es así, sino que tiene que ver con que Dios creó al ser humano hombre y mujer, porque todavía no se manifestaba en la creación Eva, ya existía en Adán porque dice la Escritura que Dios llamó al hombre y a la mujer Adán.

Pero cuando Dios creó al género humano, al hombre y a la mujer, los creó como uno solo. Y por eso cuando Dios tomó de la costilla del varón y formó a la mujer, ambos se convierten en un complemento perfecto dentro del matrimonio.

Entonces, en este sentido se está refiriendo a que ningún ser humano solo, aislado y desconectado.

Cada vez que tú te comprometes y te estableces en un compromiso es porque dijiste “sí quiero”. Los sí pueden ser muy costosos en todo el sentido de la palabra; decir sí es caro, es algo que requiere que sacrifiques todo con el propósito de que aquello a lo que te estás conectando, prospere.

Por eso es que cuando el pecado viene y empieza esta triste manifestación, que es la más básica de las emociones que el pecado en las personas, que es el temor. El opuesto del amor no es el odio, sino el temor. Si algo puede destruir la confianza en el amor que existe en una relación no es el odio, es el temor.

La dinámica en las relaciones no es quizás tan de blanco o negro; hay una situación en la que necesitamos entender que si el temor es la fuente de la cual surge aun mi deseo de ser reconocido, amado y apreciado en la Iglesia, hasta mi servicio en la iglesia va a estar manchado por una motivación que no es saludable.

El que no cuida la conexión del amor de Dios permite que el temor eche fuera el amor. Por eso hay relaciones que pueden perderse después de ser personas fructíferas porque la persona dejó que el amor se fuera desgastando, que el temor generará desconfianza y que esta lograra desconectarlos a ambos. Y entonces, la persona empieza a estar solo y el que está solo no es bueno que está solo, porque cuando está así no tiene quién lo levante.

Juan 15:5-6 (NTV)

5  »Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada.  6  El que no permanece en mí es desechado y se seca, como las ramas que se recogen, se
arrojan al fuego y se queman.

Hay procesos de desconexión que no se aprecian inmediatamente, sino con los años. Cuando las ramas dejan de estar conectadas a la parte viva de un árbol, se van a secar. Esta es la razón por la cual nosotros debemos mantenernos conectados, porque si nos separamos poco a poco comenzamos a perder la fuerza. Nos empezamos a secar y cuando viene una tormenta, seamos desgajados y se manifieste la desconexión que empezó tiempo atrás.

Es igual con un matrimonio. El ministerio si no tenemos cuidado, puede ser una de las fuerzas más desafiantes en contra de la conexión saludable de un matrimonio. Si no eres cuidadosos de proteger la conexión con tu pareja, las demandas del
ministerio harán que poco a poco haya una distancia negociada entre el marido y la mujer. Esto no quiere decir que no debemos servirle a Dios con todo, sino que estés alerta para que el trabajo no sustituya la comunicación con tu cónyuge.

Mientras más Dios te da responsabilidad, tienes que darle atención a más cosas y tienes que mantener más relaciones, y mantener las ruedas aceitadas en todo lo que estás haciendo.

No es bueno que el hombre esté solo y eso no se refiere a estar absolutamente aislado y que no haya ni un solo ser humano a kilómetros de distancia. Puedes estar solo a pesar de que estás durmiendo a 55 cm de tu cónyuge, porque estás desconectado.

Mi esposa y yo somos intencionales en proteger nuestra conexión, porque dice la Biblia que no es bueno que estemos solos. No pienses que no estás solo porque estás casado; a veces estás más solo después de que te casas.

Nuestro cónyuge necesita más de que tú suplas sus necesidades intelectuales, sentimentales, espirituales, más de lo que tú piensas. En la Iglesia solo se suplen ciertas necesidades porque nos conectamos con el Señor y Él nos habla. Pero Dios no nos hizo solamente espíritu, nos hizo espíritu, alma y cuerpo, y las necesidades almáticas no se suplen con remedios espirituales, sino a través de interacciones de alma con alma.

La decisión de mantenernos en una relación sana y duradera con Dios, con nuestros hermanos en la Iglesia y por supuesto en el matrimonio, solo se puede construir entre dos personas que toman la decisión de decir sí.

¿Cómo puedes recargarte si estás desconectado? ¡No se puede! El escuchar un buen mensaje esta semana no te va a recargar, el beneficio de esta semana no es escuchar mensajes inspiracionales sino que a través de estos se creen
oportunidades para que tú tomes una decisión de cambiar tu vida y reconectarte, porque solo así podrás ser recargado.

Esta decisión es mi responsabilidad, tu decisión es tu responsabilidad. No es responsabilidad del predicador o de cuán ungido esté. No vivas esperando a que las cosas sucedan porque otro no es responsable de cuidar tu relación con Dios.
Así no puede multiplicarse el efecto de la obra de Dios. Cartagena necesita no 1 Ríos de Vida, sino una multiplicación mayor que impacte cada lugar de la ciudad para que se siga extendiendo el Reino. Pero para que eso ocurra, alguien tiene que seguir diciendo “Es mi responsabilidad, no voy a echarle la responsabilidad a alguien más. Me voy a mantenerme conectado, responsable y seguiré diciendo ‘yo me rindo a Él’”.

Por eso esta decisión y esta responsabilidad nos hace personas que pueden y deben tomar la posición que Dios nos ha dado para servir con dignidad, consistencia y paciencia.

Cuando estoy cansado, desanimado, desconectado no quiero decir sí, prefiero que otro vaya, que otro haga. Pero la reconexión que permite la recarga tiene que venir como consecuencia de una decisión personal, nadie más la puede tomar por mí, de decir “Señor, yo me rindo, yo acepto, yo quiero. Sí acepto”.

La recarga no es posible sin la conexión pero la conexión no se puede proteger sin una buena comunicación. Y la comunicación incluye los votos que salen de tu boca.

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