Un Día Más

Un Día Más

Pastor Hernando De León. febrero 7, 2020

Como hijos tenemos la autoridad para pedirle al padre lo que sea, aun lo que consideramos que no merecemos.

Enseñanza.

En un día más nos levantamos, nos preparamos para ir al trabajo, analizamos lo que tenemos que hacer en el día, priorizamos nuestras tareas y actividades, establecemos los caminos por los que nos vamos a dirigir en el día; pero muchas veces, en un día más no hacemos de primero lo que tenemos que hacer, es honrar a Dios. Honramos a Dios al darle gracias al Señor por nuestra vida, por nuestra familia, porque a pesar de las circunstancias, Él nos provee. Todo lo que tenemos no lo merecemos, porque lo que tenemos es por su infinita misericordia. La salud es por su infinita misericordia, la provisión es por su infinita misericordia, aun los quebrantos de salud son por su infinita misericordia. Todo es un regalo de Dios, en la Biblia vemos repetidas veces la expresión “para siempre son sus misericordias”, es decir sus regalos inmerecidos.

Dios es exageradamente bueno, siempre hay una oportunidad más, un día más, y en ese día más hay una misericordia que nos está esperando, no las merecemos, pero por su infinito amor, nos la regala.

Lamentaciones 3:22-23 (NTV)

22 ¡El fiel amor del Señor nunca se acaba![aSus misericordias jamás terminan.23 Grande es su fidelidad; sus misericordias son nuevas cada mañana.

Dios desea que seamos completamente sanos, que no tengamos una sanidad a medias, que tu hogar sea restaurado completamente, que si hay quebranto en tu hogar no se restaure a medias, sino por completo. Si Tienes un quebranto en tu salud financiera, Dios quiere sanarlas completamente. Dios desea que seamos sanos íntegramente, en nuestras emociones, en nuestras relaciones.

Salmos 103:8-18 (NTV)

El Señor es compasivo y misericordioso, lento para enojarse y está lleno de amor inagotable. No nos reprenderá todo el tiempo, ni seguirá enojado para siempre. 10 No nos castiga por todos nuestros pecados; no nos trata con la severidad que merecemos. 11 Pues su amor inagotable hacia los que le temen es tan inmenso como la altura de los cielos sobre la tierra. 12 Llevó nuestros pecados tan lejos de nosotros como está el oriente del occidente. 13 El Señor es como un padre con sus hijos, tierno y compasivo con los que le temen. 14 Pues él sabe lo débiles que somos; se acuerda de que somos tan solo polvo. 15 Nuestros días sobre la tierra son como la hierba; igual que las flores silvestres, florecemos y morimos. 16 El viento sopla, y desaparecemos como si nunca hubiéramos estado aquí. 17 Pero el amor del Señor permanece para siempre con los que le temen. ¡Su salvación se extiende a los hijos de los hijos 18 de los que son fieles a su pacto, de los que obedecen sus mandamientos!

La clave para una sanidad completa e integral es obedecer los mandamientos. Los mandamientos fueron hechos para vivir una vida en paz, y cuando tenemos paz, tenemos salud.

El temor al Señor no es más que hacer lo que a Él le agrada, su voluntad que es buena, agradable y perfecta. Ninguno de nosotros está exento a equivocarse, pero cuando conocemos la palabra de Dios y la ponemos por obra, nuestra vida será mejor y estará más cubierta del amor y de la bondad de Dios, porque solo con el temor a Jehová podemos adquirir sanidad completa.

Dios es misericordioso para aquellos que meditan y obedecen la palabra por encima de todo. La vida es un regalo que ninguno de nosotros merece, todos los beneficios de la cruz Dios nos los quiere dar, pero Él no tiene que hacerlo, es el deseo que está en su corazón. El padre desea que seamos sanos, prósperos y bendecidos, pero para ello debemos ser obedientes. Muchos milagros de Jesús ocurrieron como respuesta al clamor “Señor, ten misericordia de mi”, esto nos hace reconocer que no merecemos nada, sino que dependemos de Él.

Isaías 53:5 (RV60)

Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.

Nunca olvidemos que sanidad es y será siempre la misericordia del Señor. No tenemos derecho a exigir que el Señor nos sane, solo tenemos que decirle al Señor que tenga misericordia de nosotros.

Lucas 17:11-19 (RV60)

11 Yendo Jesús a Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. 12 Y al entrar en una aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos, los cuales se pararon de lejos 13 y alzaron la voz, diciendo: !!Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros! 14 Cuando él los vio, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes. Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados. 15 Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz, 16 y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias; y éste era samaritano. 17 Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están? 18 ¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero? 19 Y le dijo: Levántate, vete; tu fe te ha salvado.

Los leprosos le dijeron a Jesús “ten misericordia de nosotros”, esto es fe, acompañado de honra. Ellos creían que Jesús los podía sanar, reconocieron el don que había en Jesús.

Luego, dice que mientras iban fueron limpiados. Es decir, cuando Jesús les dio una instrucción, obedecieron a su voz.

Seguidamente dice que uno de ellos volvió glorificando a Dios cuando se dio cuenta que había sido sanado. Esto es humildad. Luego, le dio gracias a Jesús.

La fórmula de este pasaje es HONRA + FE + OBEDIENCIA = SANIDAD

SANIDAD + GRATITUD + HUMILDAD = SALVACIÓN (MILAGRO COMPLETO)

Los demás fueron limpiados pero siguieron pensando que se merecían la sanidad. Dios necesita que le demostremos gratitud, muchos han recibido milagros de parte de Dios luego de haber creído por mucho tiempo, se quedan como los nueve que se fueron sin glorificarle, sin dar gracias. Para que podamos ver operar sobrenaturalmente a Dios, además de ser obedientes y reconocerlo, debemos humillarnos y decirle que necesitamos un día más para agradecerle por lo que ha hecho en nuestra vida. Muchos se olvidan del servicio a Dios, del liderazgo y se van, pero ellos solo recibieron unos cuantos milagros, mientras que quienes permanecieron firmes obtenemos lo que Él ha prometido, que tendremos mejor vida, salud completa, finanzas restauradas, que nuestra familia se congregará en esta casa, que Dios nos va a usar.

Dios busca que tengamos gratitud hacia su misericordia.

2 Corintios 1:3-5 (NVI)

Es como el árbol plantado a la orilla de un río que, cuando llega su tiempo, da fruto y sus hojas jamás se marchitan. ¡Todo cuanto hace prospera! En cambio, los malvados son como paja arrastrada por el viento. Por eso no se sostendrán los malvados en el juicio, ni los pecadores en la asamblea de los justos.

El Señor nos ha llamado a ser canales de bendición, para levantar los brazos de quien los tiene caídos, para decirle a la gente que su vida puede ser transformada, para decirle a los demás que de la mano de Dios podremos salir adelante. Siempre habrá una oportunidad, porque sus misericordias son nuevas cada mañana.

El mayor obstáculo para recibir sanidad no es nisiquiera las veces que hemos culpado a Dios, aun cuando no es su culpa sino nuestra, porque somos nosotros quienes tomamos la decisión de no creer, de dejar que aquello que está en el exterior nos afecte.

Proverbios 4:20-22 (NVI)

20 Hijo mío, atiende a mis consejos; escucha atentamente lo que digo. 21 No pierdas de vista mis palabras; guárdalas muy dentro de tu corazón. 22 Ellas dan vida a quienes las hallan; son la salud del cuerpo.

En la medida en que hablamos, escuchamos y guardamos en nuestro corazón la palabra, tendremos vida y sanidad.

Éxodo 15:26 (NVI)

26 Les dijo: «Yo soy el Señor su Dios. Si escuchan mi voz y hacen lo que yo considero justo, y si cumplen mis leyes y mandamientos, no traeré sobre ustedes ninguna de las enfermedades que traje sobre los egipcios. Yo soy el Señor, que les devuelve la salud».

La obediencia está ligada con tu sanidad.

Juan 14:12 (NVI)

12 Ciertamente les aseguro que el que cree en mí las obras que yo hago también él las hará, y aun las hará mayores, porque yo vuelvo al Padre.

Seremos usados por Dios para hacer mayores cosas. Tu sanidad llegará hasta donde tu fe crea que puedes obtenerla. Desde el trono de Dios, Jesús nos respalda para ser usados por Dios. El Señor nos ha prometido ser usados de forma sobrenatural, no solo para compartir un mensaje, sino para imponer manos y que los enfermos sean sanados.

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